Antes de poner rumbo a esta isla nórdica, había escuchado multitud de buenas palabras sobre ella: ¡es preciosa!, ¡te va a encantar!... De hecho, y a excepción del coste de vida en el país, se podría decir que no me contaron nada negativo sobre el mismo.
Aunque no dudé ni un solo momento sobre la belleza de Islandia, sí que, dado todo lo bueno que me habían contado en repetidas ocasiones, no sabía si llegaría a sorprenderme tantísimo como me aseguraban amigos y conocidos.
Vamos, que me planteaba si la gestión de la expectativa me iba a salir rana por la sobreexposición a los halagos que la gente le echaba al país; como cuando vas a ver el peliculón del año del que todo el mundo habla maravillas y luego… está bien, pero tampoco es para tanto… Tal vez si no te hubiesen repetido mil y una vez lo buena que era te habría gustado más, ¿verdad?
Pero afortunadamente, este no es el caso. No hay expectativa que valga con Islandia.
De hecho, creo que no existen suficientes calificativos positivos para describir de manera correcta la increíble e impresionante belleza del país. De verdad.
A pesar de todo lo que había escuchado y leído, Islandia superó con creces lo que esperaba de este viaje y me sorprendió todos y cada uno de los días que he pasado allí.
Tal es así que, al igual que hiciera recientemente en su inesperada e histórica clasificación para el Mundial de fútbol, Islandia se ha colado sin previo aviso entre los primeros puestos de mi lista mental de países preferidos.
Pero, ¿qué tiene este país que deja a todos sus visitantes con la boca abierta?
Islandia, probablemente uno de los países más fotogénicos del mundo

Sí, Islandia es un paraíso para los amantes de la fotografía y para quienes disfrutan contemplando paisajes increíbles.
De verdad que no exagero si digo que prácticamente cualquier rincón de este país es una postal perfecta.
Pero, además de ofrecer preciosos paisajes, Islandia cuenta con una abrumadora diversidad: altas montañas nevadas, llanuras interminables salpicadas de ovejas, caballos y alguna que otra casa de cuento; campos de lava cubiertos por el musgo más esponjoso que jamás hayas visto, tierras humeantes, glaciares, playas volcánicas…

Por tanto, es un país realmente rico desde el punto de vista paisajístico, pero, además, también es un lugar sorprendente; y es que “Iceland” (tierra de hielo), bien podría llamarse “Fireland” (tierra de fuego), porque ambos son protagonistas en este rincón del mundo.
Desde el tercer glaciar de mayor volumen del planeta Tierra (el Vatnajökull, solo por detrás de los polos), pasando por ríos a 80º C, géiseres, fumarolas o cenizas volcánicas de hace menos de una década, Islandia realmente lo tiene todo para sorprendernos.

La combinación de todos esos atractivos naturales, poco frecuentes por separado, pero aún más extraños en conjunto, lo convierten en un destino llamativo e incluso exótico. Creo que no exagero si digo que no existe otro lugar comparable a Islandia en toda Europa y que probablemente tenga pocos equivalentes a lo largo y ancho del mundo.
Por si su espectacular geografía no fuera suficiente, Islandia también nos reserva sorpresas en las aguas sobre las que se asienta y el cielo que la cubre. Y es que ballenas, delfines, focas y auroras boreales son el broche de oro para un destino ahora en auge pero que, incomprensiblemente, ha pasado desapercibido durante muchos años.
Sin duda, es uno de esos rincones del mundo que te recomendaría visitar al menos una vez en la vida. Y lo hago con la certeza de que no te defraudará.
Y con este post, se abre la veda para todo lo que tengo que contar sobre este fascinante país. ¡No te lo pierdas!
