No es raro entrar estos días en Facebook u otras redes sociales y encontrar a infinidad de personas, en su mayoría sin relación previa con la ciencia, hablando de gráficos, porcentajes, microorganismos, vigilancia epidemiológica, vías de transmisión o métodos de diagnóstico.
Por otro lado encontramos otro gran número de personas, con conocimientos científicos o no, recriminando que todos los anteriores se hayan convertido, de alguna manera, en biólogos, virólogos, médicos, analistas sanitarios o epidemiólogos.
Dos bandos, más leña al fuego.
Más que para tirarnos piedras a la cabeza, creo que se ha creado un caldo de cultivo perfecto que ambas partes, los que saben y los que no saben de ciencia, deberían aprovechar.
Una de las grandes “desgracias” de la ciencia es, desde mi punto de vista, el gran distanciamiento que existe entre el ciudadano de a pie y el científico y su trabajo.
Por ejemplo, los ciudadanos conocen y valoran la labor que ejerce un médico, porque es algo que se materializa ante sus ojos cada vez que acuden a consulta.
También entienden mejor su trabajo, porque, aunque no tengan conocimientos o estudios médicos, al final están más expuestos a los procedimientos, terminología, tratamientos o materiales que se emplean en medicina.
No pasa lo mismo con los científicos. Una persona que recibe un tratamiento experimental, por lo general no llega a ver trabajar o ni tan siquiera a hablar con el científico/a que lo ha diseñado, el que lo ha desarrollado ni con el que analizará los resultados para comprobar su efectividad.
Tampoco se imaginará quién está detrás de la elaboración de ese paracetamol tan cotidiano que se toma; se lo manda el médico y se lo entrega el farmacéutico, pero raro sería que se pare a pensar en quien lo formula, lo elabora o busca alternativas más eficaces de este o cualquier otro medicamento.
Podríamos decir que, generalmente, la ciencia es lejana e invisible para la inmensa mayoría; o lo era hasta ahora.

Además, una de las tareas en el campo científico que quizás más se han descuidado es la divulgación. Por muy buen científico que se sea, no siempre es fácil transmitir de forma comprensible y sencilla, para alguien sin ningún o con pocos conocimientos científicos, el trabajo que se desarrolla y los objetivos que se persiguen.
Pero eso no quiere decir que no haya estupendos divulgadores que nos acerquen a la ciencia. Los hay, con mayor o menor éxito a la hora de transmitir su mensaje a cualquier tipo de persona; pero creo que a menudo no tienen la repercusión necesaria en la población general.
Por eso decía que, ahora, existe un caldo de cultivo perfecto.
Tanto para la parte receptora de la información, los ciudadanos, más interesados que nunca en la ciencia dados los tiempos que corren; como para la parte emisora, los científicos que quieran divulgar su trabajo o experiencia y mejorar los conocimientos científicos de la población general; estos tienen ahora mismo una audiencia ávida de información, con tiempo para atender eso que se les cuente y con necesidad de saber más, y sobre todo mejor, ciencia.
Y considero que es importante, no solo para que la sociedad general tenga conocimientos científicos suficientes y de calidad, sino por la repercusión o las consecuencias que eso tiene.
Hoy los ciudadanos reconocen a diario, sin falta, todos los días a las 20:00, la labor y el esfuerzo de los sanitarios.
Sin embargo, hasta donde yo sé nadie ha salido a aplaudirle a todos esos científicos y técnicos de laboratorio que también se están dejando la piel para hacer PCRs a diestro y siniestro, preparando reactivos o investigando a contrarreloj cualquier posible tratamiento contra el coronavirus.
El estado ha contratado muchísimos sanitarios de manera extraordinaria, y sin embargo, se pedían científicos expertos no para contratarlos, sino para que prestaran de forma voluntaria sus servicios.
Los científicos son igual de necesarios que los sanitarios; lo uno sin lo otro, simplemente, no funciona. Sin hacer una gran disertación, es tan simple como que, sin un diagnóstico de laboratorio, indispensable en este caso, el médico no puede determinar a ciencia cierta si una persona está infectada o no.



Para que el estado y la sociedad pongan en valor la importancia de los científicos y técnicos de laboratorio, y para que sus trabajos reciban la consideración que merecen, no solo ahora, sino también en el futuro y en tiempos de normalidad, la ciencia debe estar más presente y ser más evidente en la vida cotidiana del ciudadano de a pie.
En mi opinión, solo así se romperá con salarios de chiste incluso para personas con el máximo grado académico, con las condiciones abusivas, con la imposible estabilidad y conciliación de la carrera científica y con la invisibilidad en presupuestos y reconocimientos por parte de la sociedad.
Creo que es el momento perfecto para acercarnos los unos a los otros; la ciencia a la sociedad y viceversa. Es el momento de crear la conciencia y la evidencia que puede situar de una vez por todas a los trabajadores de la ciencia en el lugar en el que deben estar.
Simplificándolo mucho y ciñéndome exclusivamnte al ámbito sanitario: "Sin ciencia no hay medicina, y sin medicina no hay sociedad" (al menos con los privilegios y facilidades a las que estamos acostumbrados a este lado del mundo); pero es que, sin una conexión de la sociedad con la ciencia, el círculo no se cierra.
En tu mano está cerrar el círculo. Si no tienes nada que ver con la ciencia, aprovecha ahora para instruirte de verdad, con fuentes y recursos fiables que te ayuden a comprender mejor la ciencia en general y te proporcionen los conocimientos básicos y la capacidad de entender, analizar e interpretar, no solo la situación actual, sino cualquier otra que ocurra en el futuro; así como la habilidad para detectar informaciones incompletas y falsas.
En este otro post encontrarás algunas reflexiones más sobre porqué deberías aprovechar este momento para meterle mano a la ciencia (por si todavía no te he convencido) y en él encontrarás un enlace con una recopilación de libros de divulgación científica, de mayor y menor complejidad, que pueden acercarte a la ciencia y ayudarte a conseguir los objetivos mencionados en el párrafo anterior.
Si eres científico o docente en el campo de la ciencia, tendrás el arma más pesada para conseguir cerrar el círculo. Comparte tus conocimientos de una manera llana y cercana; materializa la importancia de lo que haces o lo que enseñas, hazte visible; porque ahora es el momento de conseguir que tu trabajo reciba el reconocimiento que se merece, pero no ocurrirá de manera espontánea.
P.D.: siento la intromisión de este post que nada tiene que ver con los viajes, pero como mujer de ciencia sentía que debía publicarlo. De todas formas, en estos tiempos de coronavirus creo que todos estamos haciendo cosas que nunca antes hemos hecho, así que porqué no compartir esa otra faceta mía, más allá de los viajes. Espero que les haya resultado interesante y, sobre todo, que les incentive a acercarse al mundo científico tan importante para todos/as.
Mi aplauso de hoy va para ti. Qué delicia de post. Gracias por escribirlo, Zene
Jo muchas gracias Carolina! Gracias a ti por leerlo, ¡me hace feliz que te haya gustado!