El Parque Nacional de Cape Hillsborough se encuentra en la costa central de Queensland, a 50 km de la ciudad de Mackay y a unos 1025 km al norte de Brisbane.
La zona en sí es preciosa. Con una espectacular y eterna playa de arena fina y color tostado, rodeada por mucha vegetación y, por supuesto, el cabo que le da nombre. Cuenta con numerosos senderos por los que se puede recorrer la zona y disfrutar del paisaje. Sin embargo, este lugar esconde algo más.
La magia de Cape Hillsborough
Conforme se acerca el ocaso, las zonas verdes situadas tras la playa empiezan a llenarse de pequeños y asustadizos ualabíes que pastan y se pasean a saltitos por el césped.



Cuando la noche ya le ha ganado terreno al día, entonces comienzan a dejarse ver los señores canguros, bastante más grandes que los wallabies.

Justo detrás de la playa hay un amplio camping por donde, tanto ualabíes como canguros, pululan a sus anchas.
Algunos están de paso, otros se acercan a sabiendas de que hay humanos y, por lo tanto, comida fácil.
Es importante no darles de comer ni dejar alimentos a su alcance para no perjudicar su salud ni interferir en su comportamiento natural.
El simple gesto de ofrecerles comida puede tener un impacto muy importante en la etología de estos y prácticamente cualquier otro animal.
Cuando el día vuelve a la carga, bien temprano, entonces empieza el verdadero espectáculo de Cape Hillsborough. Con la marea baja, los canguros y ualabíes bajan hasta la playa para alimentarse de los pequeños crustáceos y otros manjares que quedan expuestos en la arena.
Es un verdadera pasada. Nosotros bajamos a la playa cuando todavía había más oscuridad que luz, a eso de las 5:45 de la mañana.
Al principio tan sólo se distinguen las siluetas de estos increíbles animales. Cuando el sol comienza a alzarse, además de disfrutar de un precioso amanecer, ya se pueden observar con todo lujo de detalle.
Los ualabíes son los primeros en dispersarse cuando ya no tienen la seguridad de la penumbra, pues como dije son bastante asustadizos. Sin embargo, los canguros se quedan tan tranquilos, durante un buen rato. Algunos apuran los manjares del mar, otros aprovechan para calentarse con el sol, echarse una siestecita o para comer un poco de materia vegetal en los arbustos que rodean la playa.



Aunque este espectáculo natural y poco usual es conocido, cuando nosotros estuvimos no había demasiada gente en la playa. La mayoría de los que allí estábamos fuimos respetuosos y simplemente nos sentamos a observar.
Sin embargo, siempre está el turista pesado de turno que no se da cuenta que son animales, en estado salvaje, llevando a cabo sus quehaceres diarios. El típico que se acerca, y se acerca, y se acerca, intentando conseguir la foto perfecta, hasta que molesta y espanta al animal en cuestión.

Por favor, evita hacer eso, en especial a los ualabíes. Los canguros son súper sociables y muy curiosos y, ¿sabes lo que pasa si no los acosas? Que serán ellos quienes se acerquen a ti. De hecho, yo me llevé un pequeño susto con uno que tenía demasiado ganas de verme de cerca, jeje.
Así, podrás conseguir esa foto tan deseada, vivir una experiencia mucho más bonita y el animal no se sentirá estresado ni acosado. Y, por si no se te acercan, llévate un buen objetivo y verás que primeros planos consigues.
P.D.: Si conduces por la zona entre el atardecer y el amanecer, presta atención, ya que los bordes de la carretera están muy concurridos. Nunca se sabe cuando le puede dar a un wallabie o un canguro por cruzar de repente.P.D.2: Puedes encontrar más información sobre el Parque Nacional de Cape Hillsborough en la web oficial del mismo.