Hay ciudades en las que mires hacia donde mires te topas con un majestuoso edificio histórico, un museo de renombre o un yacimiento arqueológico.
Un ejemplo de ese tipo de ciudades es Roma, donde lo contemporáneo y lo antiguo se fusionan de tal manera y en tantos rincones que ha dado lugar a una ciudad única y entretenidísima para cualquier viajero. De hecho, Roma es la ciudad con la mayor concentración de bienes históricos y arquitectónicos del mundo.
Por ello, a priori se necesitan muchos días para explorar a fondo la capital de Italia, especialmente si se quieren visitar museos, realizar visitas guiadas por los lugares más emblemáticos y/o recorrer todos y cada uno de los enclaves históricos que alberga.
No obstante, Roma es un destino muy recurrido para viajes cortos, escapadas de fin de semana, puentes e incluso como una simple parada más en esos itinerarios que recorren todo el país en un par de semanas.
Pero, ¿realmente podemos disfrutar de ella si disponemos de poco tiempo? ¿merece la pena o es una misión imposible?
Cómo ver Roma en tres días y no morir en el intento

Desde luego, con un solo día en la ciudad, poco podremos hacer. Ahora, si hablamos de ver Roma en tres días, ya dispondremos de un poco de tiempo para sacarle algo de jugo a nuestro viaje. Eso sí, todo dependerá de lo bien que gestionemos esos tres días.
Ya sabes que a mí me gusta tomármelo con calma y que soy partidaria y promotora del slow travel, pero he de reconocer que, a diferencia de otros destinos, Roma es bastante abarcable en tres días.
Obviamente en ese tiempo no lo vamos a ver todo, y tal vez no nos podamos entretener tanto como nos gustaría, pero sí es posible disfrutar de la ciudad, conocer muchos de sus atractivos y, en definitiva, tener una visión general de sus innumerables encantos.
El secreto está en saber elegir y en ser realista; es decir, tendremos que escoger bien qué lugares vamos a visitar y cuáles dejaremos para otra futura ocasión. Hay que tener muy claro que, en tres días, es imposible verlo todo y/o visitar todos sus museos, así que mejor ni intentarlo.
Lo más inteligente es ser algo selectivo y decantarnos por los lugares que más nos apetezca conocer en esta ocasión.
Otro de los secretos para amortizar tres días de viaje es tener muy presente que en los viajes de corta duración el tiempo es oro. Esto no significa que tengamos que ir corriendo de un lado para otro sin perder un solo minuto; de ser así acabaríamos agotados y no disfrutaríamos de la experiencia como es debido.
Lo que sí significa es que tendremos que esmerarnos un poco a la hora de planificar nuestra escapada, en este caso para ver Roma en tres días.
Primeramente, si no lo hemos hecho ya, será importante recabar algo de información sobre los diferentes lugares de interés antes de comenzar nuestro viaje (ahí es donde nos tocará elegir que vemos y qué dejamos para otra futura visita a la ciudad).
Puedes encontrar itinerarios para ver Roma en tres días que te servirán no solo para informarte sobre los diferentes atractivos turísticos de la ciudad, sino también para elaborar tu propia guía para esos de los que dispones.
Pero, no solo debemos saber “qué hay”, sino que será muy conveniente conocer, aunque sea de forma aproximada, la ubicación dentro de la ciudad de los lugares que nos interese visitar, los horarios de esos mismos lugares y las conexiones de las que disponen (es decir, si podemos ir a pie o qué transportes públicos podemos utilizar para llegar hasta ellos, por ejemplo).
Así podremos elegir los diferentes puntos que vamos a visitar y organizar nuestra ruta, no solo en función de nuestras preferencias, sino también de una forma práctica para aprovechar el tiempo sin tener que ir estresados.
Lo ideal es agrupar los diferentes enclaves que queramos ver por zonas, por cercanía. Así, en Roma, cuando vayamos a visitar, por ejemplo, el Coliseo, lo ideal sería ver ese mismo día el Foro Romano, la Piazza Venezia y el Campidoglio, ya que todos estos enclaves se encuentran muy próximos unos de otros.
También debemos tener en cuenta los horarios de apertura y cierre, si los hay, y coordinar las diferentes visitas guiadas que vayamos a realizar, si es que vamos a hacer alguna.

Por ejemplo, con tan pocos días no podemos permitirnos ir a una punta de la ciudad para ver dos lugares que nos interesan, encontrarnos uno de ellos cerrado y tener que desplazarnos nuevamente hasta ese mismo punto al día siguiente.
Por otro lado, si eres de los que se podrían pasar horas y horas en cualquier museo o exposición, lo mejor será dejar este tipo de visitas para el final de la tarde o, al menos, para después de visitar los "lugares al aire libre" que quieras ver por la ciudad.
Así, una vez en el museo en cuestión podrás disfrutar sin prisas y entretenerte en cada detalle si te apetece. Eso sí, ten en cuenta los horarios del mismo, especialmente la hora a la que cierra la venta de entradas o el acceso, ya que en muchos museos suele ser al menos 1 hora antes del cierre.
La ubicación del alojamiento también es importante en los viajes de corta duración como una escapadita de tres días a Roma.
Aunque pueden ser algo más caros, en este tipo de escapadas lo mejor es estar lo más céntrico posible o, en su defecto, alojarnos en un lugar con buenas conexiones para llegar hasta los diferentes lugares que queramos visitar durante nuestros tres días en Roma.
Si escogemos un alojamiento a las afueras de la ciudad, retirado de los enclaves que nos gustaría ver, y/o con malas conexiones de transporte público, probablemente perderemos un tiempo muy valioso para movernos de un sitio a otro.
Por eso, en casos como este, puede que merezca la pena gastar un poco más en el alojamiento y amortizar nuestro tiempo. Así ganaremos en “calidad de viaje”, pudiendo ir más relajados y sin tener que aguantar largos trayectos en bus, metro, tren o lo que sea.
Y tú, ¿que estrategias tienes para disfrutar de tus viajes cortos y sacarles el jugo sin tener que estresarte?