Tres meses viajando dan para mucho, pero, más que satisfacer las ganas de viajar, solo consigue que queramos seguir descubriendo nuevos lugares sin parar.
Cuando veo este vídeo, un resumen del último viaje, me entran unas ganas irrefrenables de preparar la mochila y lanzarme a la aventura una vez más. Pero, no para una escapada o una semanita de vacaciones, sino para viajar sin billete de vuelta, otra vez. De hecho, y puedes llamarme avariciosa, a mí tres meses viajando me supo a poco.
Y es que, los viajes de duración media-larga, nos permiten disfrutar aun más de la experiencia. Nos adaptamos a vivir viajando y eso hace que nos relajemos y que se disipe ese pequeño estrés (por los nervios, la incertidumbre o lo que sea) que cualquier viaje implica al inicio de la aventura. ¿O es que nunca te ha pasado que, estando de vacaciones, cuando mejor te lo estás pasando y ya te sientes como en casa te toca volver a la rutina?
Pues es eso a lo que me refiero, que los viajes largos hacen que, una vez empezamos a disfrutar de verdad, tengamos más tiempo para sentirnos parte de ese destino que estamos visitando. Y me imagino que, cuando en lugar de tres meses viajando, uno dedica 6 meses o más, ese sentimiento será aun más intenso.
En fin, aquí te dejo el vídeo en cuestión. En él se resume nuestro paso por Tailandia, donde visitamos Bangkok, Phuket y Kanchanaburi; nuestros 23 días por Filipinas para descubrir las islas de Boracay y Palawan; unos días en Bali de camino a Australia, donde recorrimos la costa este desde Cairns hasta Sídney en campervan, y nuestro fugaz paso por Kuala Lumpur, en Malasia. Espero que, al igual que me ocurre a mí cuando lo veo, te den unas ganas irrefrenables de hacer la mochila, reservar un vuelo y poner rumbo a la aventura. ¡Qué disfrutes del viaje!