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5 Consejos para no reventar tu presupuesto mientras viajas

Elaborando un presupuesto de viaje podemos controlar fácilmente los “gastos gordos”, como el alojamiento, los vuelos, el seguro de viaje, actividades principales, etc.

No obstante, hay otros gastos potenciales que, aun siendo más pequeños o baratos, pueden terminar minando todos los cálculos que habíamos hecho antes de lanzarnos a la aventura y, en consecuencia, hacer que nos salgamos totalmente del presupuesto de viaje que nos habíamos marcado.

Muchas veces no somos conscientes de esos pequeños gastos hasta que nos encontramos en el destino, en nuestra salsa, con el bolsillo lleno al comienzo del viaje; por lo que no los podemos tener en cuenta en los cálculos que hacemos antes de iniciar el viaje.

Son esos escapes de dinero del tipo “un eurillo por aquí, cincuenta céntimos por allá” que ocurren repetidamente sin casi darnos cuenta.

Para evitar fugas en tu cartera y mantenerte dentro de tu presupuesto de viaje, aquí van 5 consejos que te ayudarán a mantener el control de tu dinero desde el primer minuto.

Manteniendo tu presupuesto de viaje bajo control

1. No te vuelvas loco los primeros días

Si, como decía, normalmente llegamos a nuestro destino cargaditos, con un fajo de dinero fresco recién cambiado en el banco o casa de cambio; dicho de otra forma, con el bolsillo lleno.

Aunque sepamos que ese dinero nos tiene que durar durante todo el viaje, las dos primeras semanas o el tiempo que nos hayamos propuesto, parece que cuando está todo juntito es más fácil gastarlo, duele menos.

Esto hace que durante los primeros días de un viaje o unas vacaciones seamos mucho más flexibles con los gastos, más generosos con las propinas y más consentidos con nosotros mismos.

No es que eso sea malo, pero, si realmente quieres mantenerte dentro del presupuesto diario que te habías marcado, recuerda controlar tu entusiasmo derrochador en los primeros días.

2. Infórmate sobre los precios reales

Cuando uno hace viajes de larga duración, con el tiempo va aprendiendo cosas muy útiles para no malgastar. Entre ellas, uno aprende el valor real de los productos y servicios en el destino en el que nos encontramos.

Sin embargo, no todo el mundo realiza viajes de larga duración, y por tanto puede que no tenga la oportunidad de aprender sobre el terreno esa valiosa información. Por otro lado, en realidad no hay necesidad de estar semanas pagando de más hasta que aprendamos la lección.

Viajes durante el tiempo que viajes, lo mejor para evitar que te "timen" o te inflen los precios por ser turista es tener, de antemano, unas nociones mínimas del coste de vida del país.

Para obtener esa información, los blogs de viajes resultan muy útiles, ya que somos muchos los bloggers que apuntamos todo lo que nos gastamos para luego contártelo y que no tengas que pagar la novatada. Aquí por ejemplo tienes una recopilación de lo que nos gastamos nosotros durante casi un mes en Filipinas.

3. Huye de las “turistadas” y los lugares turísticos

En los destinos más visitados las turistadas están a la orden del día. Una foto con los chicos del Check Point Charlie en Berlín o nadar con delfines en los delfinarios de Cuba, por ejemplo, son cosas totalmente construidas para los turistas y, en la mayoría de los casos, tienen precios desorbitados para lo que son.

**Inciso: por ser turistadas no quiere decir que necesariamente estén mal; algunas como lo de los delfines sí son desaconsejables porque los tienen encerrados y demás, pero la del Check Point Charlie, por ejemplo, no le hace daño a nadie.**

Si no quieres llevarte sorpresas mientras estás viajando, ten en cuenta las turistadas caras que quieras realizar y evita las que te encuentres una vez en el destino.

Evitarlas no quiere decir necesariamente que tengas que renunciar a todas ellas; puedes buscar alternativas fuera de los lugares turísticos. Por ejemplo, bucear en Varadero es muchísimo más caro que en cualquier otro punto del país, y no precisamente porque los fondos marinos sean mejores.

Es decir, a veces no solo es que pagues más por lo mismo, es que en muchas ocasiones en los focos turísticos pagas más por menos o por algo de peor calidad. Esto es aplicable no solo a las actividades, sino también a los transportes privados o los restaurantes, por ejemplo.

Salte de los lugares demasiado turísticos y evitarás salirte de tu presupuesto de viaje.

4. Ojo con las propinas

Con las propinas pasa un poco con el punto 1. Los primeros días solemos ser mucho más generosos con las propinas.

En algunos destinos, como por ejemplo Estados Unidos, la propina es casi que "obligatoria". En otros lugares, como Alemania, no está tan arraigado ni tan calculado como en EEUU pero sí está bien visto dejar algo (y mal visto lo contrario, claro).

Si no te excedes los primeros días, tal vez puedas dejar propina durante todo tu viaje a aquellas personas que te traten bien o te den un servicio adecuado. Si al principio tiras la casa por la ventana, puede que los últimos días no dejes ni el céntimo de redondeo aunque te hayan tratado como un rey.

5. No arrases con los souvenirs

Los souvenirs son un peligro para nuestro presupuesto. De hecho, cuanto más baratos más peligrosos. Y ser miembro de una familia numerosa o tener un círculo de amigos muy grande también.

Por ello frente a los souvenirs hay que tener la mente fría y ser realistas. ¿De verdad a tu madre le va a gustar esa estatuilla contrahecha de un lugar lejano que nunca le interesó? ¿o va a acabar en un cajón con la mayoría de recuerdos regalados por cumplir?

Yo confieso que antes llevaba regalos para toooodo el mundo, pero cada vez menos. Además de ser casi siempre innecesarios, euro a euro los souvenirs pueden reventar tu presupuesto de viaje en un abrir y cerrar de ojos.

Por eso, ahora, cuando compro algún recuerdo para alguien, intento limitarme a cosas útiles y/o cuando realmente me apetece o significa algo (por ejemplo algún detalle que durante el viaje me ha recordado mucho a alguien a quien quiero), desterrando totalmente eso de comprar por cumplir o por quedar bien con todos.

En definitiva, mi consejo sería: compra con moderación y con sentido, tanto en los recuerdos para ti mismo como para familiares y amigos; y, si se trata de algo útil, mejor que mejor.

¡El mejor regalo será que volvamos a casa repletos de historias y habiendo disfrutado de nuestra aventura!

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