Cuba es el único país del mundo en el que al tomar un taxi puedes acabar disfrutando de un precioso trayecto en un coche americano de los años 20 o de los años 50.
Los almendrones, como son conocidos en el país, son una verdadera joya que no dejan indiferente a nadie. Si a ello le sumamos la predominante arquitectura colonial de las ciudades cubanas, que parecen haberse detenido en el tiempo, entonces nos encontramos con la postal perfecta del pasado.
Pero, ¿cómo llegaron estos coches americanos a Cuba? ¿cómo es posible que los almendrones hayan sobrevivido hasta nuestros días en tan buenas condiciones? ¿conservan estas reliquias con ruedas todas sus piezas originales?
Quién mejor que un cubano con un almendrón propio para responder a todas esas preguntas.
Hoy quiero contarte lo que aprendí en una entretenida charla que tuve con un simpático taxista en La Habana, el cual, entre otras cosas, me contó numerosos detalles sobre estos coches antiguos.
El reflejo de una época, las huellas del pasado: los almendrones cubanos

En Cuba se llama almendrones a todos los coches norteamericanos anteriores a la década de los 60, entre los que se incluyen preciosos modelos de Chevrolet, Pontiac, Buick, Cadillac, Chrysler, Ford o Dodge.
Estos coches aterrizaron en Cuba durante la etapa de Fulgencio Batista, quien tenía muchos tratos y negocios de toda clase con Estados Unidos.
De esa relación nació una actividad que, sin quererlo, terminaría por dar lugar a uno de los iconos de Cuba, algo que acabaría por convertir los coches americanos en almendrones cubanos.
La actividad en cuestión era la promoción de los coches nuevos que se iban desarrollando en Estados Unidos, la cual se realizaba en el precioso malecón de La Habana.
No es de extrañar que los americanos quisieran tener como escenario publicitario este mundialmente conocido paseo marítimo, pues la fotogenia, la arquitectura y la longitud del malecón es perfecta para ello.

Lo que ocurría es que los coches importados para esas campañas de promoción terminaban quedándose en Cuba en lugar de ser trasladados de nuevo a Estados Unidos.
Además, supongo que la mafia americana, afincada en Cuba durante muchos años, querría lucir palmito en coches de categoría, por lo que probablemente también contribuiría a la importación de muchos de estos coches.
Según el amable taxista, durante la época de Al Capone y Lansky era frecuente la organización de carreras de coches antiguos por el malecón habanero.
Ahora sabemos cómo y porqué los almendrones llegaron a Cuba, pero, ¿por qué siguen en activo y cómo es posible que hayan sobrevivido en tan buenas condiciones?
Además de que antiguamente parece que se fabricaban las cosas para que duraran muchísimos más años de lo que duran hoy (la obsolescencia programada todavía no estaba a la orden del día), la habilidad de los cubanos para mantener, reparar, remendar y rehabilitar es única.
Supongo que esa habilidad en algunas ocasiones de deberá al convencimiento propio y a la oposición al capitalismo/consumismo, y en muchos otros casos será porque no les queda otra.


Si hay que pararse en medio de la carretera para reparar un almendrón, pues se para...
Con la caída de Batista y el alzamiento de la Revolución cubana en 1959, así como con el posterior bloqueo impuesto por Estados Unidos, se acabó el trasiego de muchos productos, el poder adquisitivo de los ricos pasó a ser propiedad del estado y, en definitiva, lo que hay es lo que había.
Paradójicamente, como si de una broma de mal gusto se tratara, Cuba se encontró con que toda la flota automovilística que poseía procedía de su más aférrimo enemigo, quien además imposibilitaba su reemplazo.
Así que, más les valía a los propietarios de los almendrones cubanos mantenerlos cuidados, porque conseguir un coche nuevo imagino que sería prácticamente imposible, tanto desde el punto de vista logístico como económico.
Esa barrera, parte bloqueo y parte consecuencia de los principios comunistas, impedía cambiar de coche al ritmo del resto de países, lo cual forzaba a la población a realizar un mantenimiento constante de sus vehículos. Todo ello ha hecho que los almendrones hayan llegado en muy buenas condiciones hasta nuestros días.
Los almendrones cubanos en la actualidad
Todos los dueños de estos antiguos coches americanos se quejan de lo mismo: la falta de piezas y lo caro que sale cualquier reparación. Por ejemplo, llevar a arreglar un pinchazo en una rueda cuesta al menos unos 100 CUC, según nos contaban.
Antaño la falta de piezas se debía principalmente a las dificultades para importarlas desde Estados Unidos, aunque los cubanos son gente viva y por una vía u otra conseguían lo que necesitaban.
Hoy en día, sin embargo, el problema más que carencia es inexistencia, pues la gran mayoría de las piezas necesarias ni si quiera se fabrican. Por eso, muchos de los almendrones cubanos que verás si visitas el país llevan en su interior piezas que no les corresponden.
Los cubanos se las apañan importando piezas de otros coches, más modernos, y adaptándolas para que puedan funcionar en los almendrones.

Otro dato curioso que me contó este taxista tan conversador es que muchos de los almendrones que circulan por el país llevan años funcionando con un motor diésel. Al parecer antes en Cuba el diésel se podía conseguir a precio muy barato en el mercado negro. Concretamente por cada dólar conseguías 20 litros de diésel, mientras que cada litro de gasolina costaba 1 dólar.
Puesto que muchos almendrones cubanos ya eran utilizados como taxis en esa época, para abaratar los costes, muchos propietarios cambiaron el motor original de gasolina por un motor diésel.

Sin embargo, no ocurrió lo mismo con todos los almendrones. A diferencia de los coches americanos de los años 50, por ejemplo, los almendrones de los años veinte eran demasiado pequeños como para ser utilizados como taxis.
En consecuencia, esos coches conservaron toda su maquinaria original, aunque muchos de ellos terminaron aparcados y sin uso por el elevado coste que suponía el combustible para sus dueños.
Con el auge del turismo, sin embargo, los almendrones cubanos de los años 20 han vuelto a la vida. La mayor demanda turística y el afán por los coches antiguos que muestran quienes visitan el país han conseguido que sus dueños los vuelvan a poner en circulación, muchos de ellos portando incluso su motor original de gasolina.
Disfruta de los almendrones cubanos
Si viajas a Cuba no puedes dejar de disfrutar de estas antiguas joyas con ruedas. Si por fuera son bonitos, por dentro no se quedan cortos.
Aunque no todos los almendrones están en las mismas buenas condiciones, algunos parecen recién sacados de un concesionario de coches: relucientes y esplendorosos.
Estén o no tan bien conservados un viaje en almendrón es algo que estoy segura de que disfrutarás muchísimo.
Los almendrones descapotables y los de diseños más llamativos suelen ofertar tours por La Habana a precio turista. Si no te quieres gastar un dineral, mejor aprovecha para montar en almendrón cuando necesites un taxi o pacta un paseo en uno de estos coches antiguos fuera de las zonas más turísticas.

¡Qué curioso! No tenía ni idea. Sin duda es super bonito y bien merece subirse a uno de ellos cuando viaje a Cuba. ¡Gracias por la info! 😀
Si! Muy recomendable, tanto subirse a algún almendrón como tomarse tiempo para conversar con la gente local, que mira todo lo que se aprende con solo una charla! 😀
Gracias a tí por pasarte por aquí! 🙂