Sí, visitar Sintra en agosto ha sido la peor decisión viajera que he tomado este año y me atrevo a decir que jamás, después de viajar a más de 30 países, he tenido una experiencia tan mala en una visita turística como la del Palacio da Pena en particular y Sintra en general.
Tenía muchas ganas de conocer la zona, pero se podría decir que tanto el tiempo como los recursos empleados para conocer esta ciudad de Portugal fueron un desperdicio casi total.
Mira que yo soy muy precavida a la hora de juzgar negativamente un destino o cualquier otro aspecto de los viajes, ya que soy consciente de que muchas veces que nos guste más o menos dependerá de las preferencias personales e incluso de la "buena/mala suerte"; pero en este caso ha sido tan horrendo que probablemente sea mucho más directa y tajante que de costumbre.
La pésima decisión de visitar Sintra este mes de agosto
Desde hace años evito viajar en el mes de agosto porque sé que es sinónimo de precios mucho más elevados, aglomeraciones y, según el destino, de mucho calor.
Sin embargo, esta vez no pude darle esquinazo, porque era la única fecha que teníamos para realizar un viajecito con unos amigos. El destino escogido fue Portugal, a donde llegaríamos y por el cual nos moveríamos haciendo una ruta en coche.
En general, y a pesar de que desde el primer día nos pilló de lleno una ola de calor, el viaje ha estado genial, pero, como ya te anticipaba hubo una gran metedura de pata: visitar Sintra.
Prever lo que nos iba a pasar era poco probable ya que, a pesar de que leí bastante sobre la ciudad y sus atractivos turísticos, de los que todos cuentan maravillas, no encontré en ningún sitio referencia alguna sobre la tremenda masificación de este enclave portugués.
Por ello deduzco (o quiero pensar) que puede deberse a que es cosa del mes de agosto, y tal vez también a que Portugal está de moda estos últimos años.
En cualquier caso, y por muy bonita que sea Sintra, no puedo dejar de contarte esto, porque creo que es conveniente que lo sepas si piensas visitar la zona durante el verano.
La tremenda ola de calor y el riesgo de incendios
Era imposible anticipar que nos iba a pillar semejante ola de calor (¡a 46 ºC estuvimos en Lisboa!). Nos podía haber pasado en junio, julio y, al paso que vamos con el calentamiento global, hasta en noviembre.
Las altísimas temperaturas ocasionaron graves incendios en diferentes zonas de Portugal y, aunque afortunadamente Sintra no se vio afectada por ninguno de ellos, sí tomaron algunas medidas de prevención.

Cola en el recinto de venta de entradas
Al llegar el Palacio da Pena, que es el enclave turístico principal de la ciudad, nos encontramos con que todo el parque que rodea al palacio estaba cerrado por riesgo de incendios, algo totalmente comprensible pero una verdadera lástima, ya que es enorme y tiene multitud de lugares de interés.
Lo que no es para nada comprensible es que, habiendo decretado tres días de cierre del parque como prevención (del 4 al 6 de agosto; no sé si después se habrá ampliado el cierre), el organismo encargado de gestionar este lugar turístico no haya tenido la decencia de ajustar los precios de la entrada ni los suficientes dedos de frente como para llevar a cabo una gestión acorde a la situación.
Por supuesto tampoco tuvieron el detalle de proporcionar algún beneficio extra a los visitantes (algo a lo que haré una referencia concreta más abajo).
La cosa es que a la hora de visitar el Palacio da Pena de Sintra se puede escoger entre dos opciones: comprar una entrada que solo da acceso al parque y que cuesta 7.5 € u optar por la entrada que permite visitar el Palacio y que incluye ineludiblemente el acceso al parque, cuyo precio es de 14 €.
No existe la opción de comprar una entrada para visitar solamente el palacio, ya que los accesos al parque no cuentan con controles de entradas específicos.
A pesar de que en esta ocasión la entrada al parque estaba prohibida, había que pagar 14 € igualmente. Es decir, una entrada completa, y nada barata, por cierto, para ver solo una parte de lo que se incluye en ella.
¿Tan difícil era descontar el precio proporcional de la visita al parque?
¿o rebajarle a la entrada 4 € más que sea?
Al parecer logísticamente era algo super complejo (repito que, hasta donde yo sé, el parque ha estado cerrado tres días; si no se hizo el primero, se pudo haber hecho a partir del segundo día, no sé).
Yo soy más de las que piensan que con voluntad y eficiencia algo así se debe poder hacer, así que, por tanto, creo que el interés era no perder ni un céntimo a pesar de que los visitantes no pudieran disfrutar al completo ni adecuadamente de esta atracción turística.
Eso hizo que mucha gente, al llegar a la ventanilla para comprar las entradas se diera la vuelta enfadada por la falta de consideración al no rebajar ni un euro del precio.
Nosotros decidimos quedarnos, pero habría sido mejor dar media vuelta.
Desorganización absoluta: aparcamientos y viandantes
La desorganización en el tema del aparcamiento y el desplazamiento de los turistas para llegar hasta los diferentes puntos de interés me pareció exagerada.
En el caso del Palacio da Pena, hay varias zonas de aparcamiento, unas más cerca que otras. Sin embargo, no hay un equipo coordinado que vaya informando a medida que se va llenando las plazas de aparcamiento más próximas al palacio.
Así, desde buena mañana la gente aparca "en el quinto pino" y se echa a andar para llegar hasta el palacio. El problema, además del incordio, tal vez evitable, para los turistas, es que no hay acera en todo el trayecto.

Algunas zonas están delimitadas por unos pivotes de madera que separan un pequeño espacio para los viandantes, pero gran parte del recorrido está 100% desprotegido.
Para colmo, la gente aprovecha esos espacios sin pivotes para dejar el coche, limitando aún más el espacio que podrían tener las personas para andar.
Encima, se trata de carreteras sinuosas con puntos de poca visibilidad, lo termina de crear el caldo de cultivo perfecto para que ocurra una desgracia.
Como no había ningún control policial, que multase o retirase esos coches mal aparcados, y como la avalancha de turistas era tan tremenda (tal y como verás más abajo), el resultado era un pifostio de narices: tramos en los que era inevitable invadir la carretera para poder seguir andando, colas de coches a cada dos por tres y, en definitiva, un destrozo del encanto podría tener la zona y la experiencia de los visitantes.
Y este caos y esta desorganización no se limitaba al Palacio da Pena, sino que se extendía casi por todas partes. Aunque se intensificaba en los alrededores de los diferentes lugares de interés (Castelo dos Mouros, Quinta da Regaleira, etc.) también era prácticamente imposible visitar Sintra propiamente dicha, es decir, la ciudad.
En ella también te encontrabas coches por todas partes, aparcados en medio de un carril o donde fuese, y un ambiente de masificación y estrés horrible.
La odisea de visitar el Palacio da Pena
Como mencionaba, el hecho de no rebajar ni un céntimo en la entrada al Palacio da Pena, ya me hacía pensar que los gestores de este enclave turístico no estaban por la labor de perder dinero. Pero definitivamente esa impresión quedó confirmada cuando llegamos al palacio.
Aunque fuimos por la mañana temprano un día entre semana, tuvimos que hacer aproximadamente una cola de al menos 20 minutos para comprar las entradas. Lo que no esperábamos, es que después de una buena pateada para llegar desde el aparcamiento hasta la puerta de acceso al palacio, tendríamos que hacer otra cola para entrar.
Tras otros casi 10 minutos esperando, entramos y, puesto que viajábamos con un niño pequeño, hijo de nuestros amigos, y llevábamos su carrito, y además estábamos en plena ola de calor, pensamos que sería buena opción coger un pequeño minibús que te lleva desde la parte baja del recinto hasta el palacio, situado en lo alto de una colina.
De nuevo, tocaba hacer cola. Después de un rato, viendo cómo llenaban ese minibús como si fuera una lata de sardinas nos dimos cuenta de que ¡había que pagar!
Sí, a pesar de estar ya en el interior del complejo turístico del palacio, hay que pagar 3 € para coger ese minibús, cosa que me parece bastante mal ya que la entrada al palacio no es precisamente barata.
Me arrepiento de no haberle hecho una foto al minibús, para que pudieras ver la desconsideración a la hora de llenarlo; el pasillo estaba completamente copado de personas; gente que había pagado 14 € de entrada más 3 € de minibús y que sin embargo no tenía ni asiento ni espacio vital dentro de ese transporte.
Ya que no rebajaban la entrada a pesar de que no se pudiese visitar el parque y puesto que estábamos en plena ola de calor, podían haber puesto esos minibuses gratuitos para compensar un poco. Es a lo que hacía referencia al comienzo cuando decía de ofrecer “algún beneficio” a los visitantes que no pudimos visitar el parque. Pero no, a nadie se le ocurrió o le interesó hacerlo.
Así que solo por cabreo (y porque daba agobio ver lo llenos que iban) al final optamos por subir andando hasta el palacio con carrito y todo.
Después de las largas cuestas, afortunadamente rodeadas de un entorno natural muy bonito, volvimos a sorprendernos al encontrarnos con una enorme cola que se perdía a la vista para entrar al interior del palacio.


No sabíamos cuál era la extensión de esa cola ni cuál era el tiempo aproximado de espera, ya que la ausencia de indicaciones o personal para informar a los turistas era total.
La gente, incluidos nosotros, estaba totalmente perdida; algunos sin saber concretamente para qué era la cola.

Me he tomado la molestia de hacer un pequeño diagrama o esquema de esta imagen que veríamos más tarde desde el interior del palacio para que se aprecie bien lo exagerado de la situación; a esas horas la cola era bastante peor de la que nos tocó hacer a nosotros.
PUNTO 1: Aunque no se aprecia en la imagen, la cola empieza más abajo de la primera flecha. PUNTO 2 y 3: La cola hace un pequeño giro y continúa bajo el arco. PUNTO 4 y 5: Ojo que, aunque no se aprecia, aquí la cola hace un rodeo bien largo para llegar desde el punto 4 hasta el 5 que es donde continúa. PUNTO 6: Desde este último punto hasta la verdadera entrada al interior del palacio queda un trecho enorme, imposible de captar en la foto. Así que si esta imagen de parece un horror, la realidad es peor.
Lo único para lo que no había que hacer cola era para las terrazas, aunque no lo supimos hasta pasado un buen rato y de pura casualidad; y es que, aunque, está pensado para acceder a las terrazas desde el palacio, tras verlo por dentro, en realidad se puede acceder a ellas desde la cafetería que hay en la zona exterior.
Estuvimos en esa cola para entrar al palacio HORA Y PICO, aunque afortunadamente pudimos aprovechar para ponernos morenos porque casi todo el tiempo tuvimos que estar bajo el sol directo a unos 35 ºC (nótese la ironía).
Sí, se regalaban papeletas para sufrir una insolación.
Pero agárrate, porque ni si quiera esa tremenda cola fue el final de la peor visita que haya hecho jamás. Todavía nos esperaba una sorpresita más.
El interior del palacio, rebautizable como LA RATONERA SIN ESCAPATORIA
Por fin llegamos al punto de entrada hacia el interior del palacio y equivocadamente celebramos el final de la tortura.
Y digo equivocadamente porque el recorrido era una cola continua, ininterrumpida, eterna, lenta, odiosa, abarrotada, agobiante y sin escapatoria. Y me quedo corta.
Sí, allí no cabía ni un alfiler. De nuevo, imagino que no querían perder ni un euro y al parecer a nadie se le ocurrió poner un límite de acceso para que no hubiese más personas que espacio tiene el palacio.
Todo el recorrido estaba delimitado por cuerdecitas que te impedían visitarlo a tu ritmo y a tu manera.
Así que si alguna de los cientos de personas que tenías delante decidía pararse a contemplar los techos de alguna sala durante tres cuartos de hora, allí tenías que estar tú de pie, parado y mirándole la nuca al turista de delante y mostrándole la tuya al que tenías detrás a tan solo tres milímetros de distancia.
No podías adelantarte y salir de ese infierno, porque era imposible pasar a toda la gente que tenías delante y tampoco había ni una sola salida de emergencia (al menos que nosotros viéramos, y te aseguro que las buscamos) por la que escaparte o acortar el recorrido.


Para colmo, no es que el interior del palacio sea gran cosa. De hecho, diría que es bastante insulso, un palacio más, pero quiero pensar que esa mala impresión se debe, al menos en parte, a lo mal que lo pasamos. Eso sí, lo mejor es, y ahí no hay duda, todo el exterior de la edificación.
Después de estar dentro del palacio no sé cuánto, porque ya perdí la noción del tiempo y solo pensaba en cómo me iba a desahogar escribiendo este artículo, terminó lo peor de la tortura.
Por fin pudimos explorar las terrazas pero, entre el cansancio y el agobio que habíamos acumulado, y dado que también estaban abarrotadas de gente, prácticamente no lo disfrutamos.
Visitar Sintra y la Quinta da Regaleira: FAIL
Salimos escampados del Palacio da Pena con la idea de visitar la Quinta da Regaleira, que era lo que a mí me más apetecía conocer cuando decidimos visitar Sintra, especialmente por el Pozo iniciático que alberga en su interior; pero, mira por donde, que casualidad, mi gozo en un pozo.
Después de tanta cola, terminamos saliendo del Palacio da Pena a eso de las 13:30 y pusimos rumbo a la Quinta da Regaleira después de comer, y a esas horas la aglomeración era todavía peor.
Ni si quiera llegamos a bajar del coche, porque la cola salía del recinto e imagino que dentro habrían más “sub-colas”, como en el Palacio da Pena, el mismo agobio y, probablemente, el bosque de la Quinta da Regaleira también estaría cerrado como prevención frente a la alerta por posibles incendios.
Hablando del tema del aparcamiento ya comenté que visitar el casco antiguo de Sintra también nos fue imposible. Así que, en definitiva, al final dedicamos casi la totalidad del día a hacer colas, tratar de encontrar aparcamiento, pasar calor, agobiarnos mucho y poco más.
Mi humilde consejo para quien quiera que gestione el turismo en Sintra
De verdad que la experiencia fue horrible. Por muy bonito que sea el Palacio da Pena y por muy bonito que sea todo lo que rodea y contiene la ciudad, visitar Sintra así no merece la pena.
Hay muchos monumentos y complejos arquitectónicos en el mundo, tan o más visitados que el Palacio da Pena, que gestionan infinitamente mejor las aglomeraciones de turistas, algo que impide que los visitantes disfruten y conozcan de verdad el patrimonio en cuestión, y que, además, puede perjudicar seriamente la conservación del lugar.
Ejemplos de ello podrían ser La Alhambra de Granada, el Empire State en Nueva York, el British Museum o la Sagrada Familia en Barcelona.
Cualquiera de esos enclaves recibe millones de visitantes y en ninguno de ellos he visto nada como lo del Palacio da Pena y el resto de puntos de interés de Sintra.
Así que mi recomendación es que, quien quiera que lo gestione, opte por implementar un número máximo de visitantes y/o por fraccionar los periodos de acceso, de manera que la gente no se agolpe de esa forma.
Aunque se pierda algo de ingresos, creo que es mucho mejor tener algunos visitantes menos, pero felices y satisfechos con lo que han pagado, que tener muchos turistas cabreados, descontentos con la visita y que se sienten estafados por el precio pagado. Al menos a largo plazo seguramente será más conveniente.
Por otro lado, si el caos que vivimos al visitar Sintra fue producto de la situación especial debida al tema de los incendios y la ola de calor, mi consejo es que elaboren un plan especial y eficiente para ese tipo de situaciones.
Entiendo que en un caso así la gente se concentra más si cabe, ya que, por ejemplo, en el caso del Palacio da Pena, al no poder visitar el parque, todo el mundo se aglomera en un mismo lugar (el propio palacio). Por tanto, al menos en ocasiones así sería bueno limitar y distribuir mejor a los visitantes.
Por otro lado, no está demás que, cuando el turista se ve perjudicado inevitablemente de alguna manera, como por ejemplo al tener que pagar el precio de la entrada completa sin poder acceder a todas las zonas de la atracción turística, se tenga algún detalle con él.
Poner el minibús gratuito o, más que sea, regalar una botella de agua para soportar las inmensas colas y el calor sofocante, habría sido un buen detalle. Aunque lo más justo, sin lugar a dudas, habría sido ajustar el precio de la entrada.
Por último, una mejor organización en el aparcamiento y el desplazamiento de los turistas sería muy conveniente.
Un equipo que coordine adecuadamente los diferentes parkings de la zona, presencia policial que evite y sancione a los coches aparcados de cualquier manera y en cualquier sitio y una lanzadera gratuita para llevar a los turistas desde el recinto de venta de entradas hasta la zona de acceso al palacio, serían medidas que seguramente mejorarían la situación.
Espero poder volver a visitar Sintra en el futuro y en otra época del año y de corazón quiero pensar que la experiencia será diferente.
De momento, todo lo que te puedo decir a ti, viajero, es que evites visitar Sintra en el mes de agosto.
No puedo confirmarte que todos los meses de agosto sean así en dicha ciudad, pero con que sea la mitad, ya te digo que es muy complicado disfrutar de la visita con tantísima gente y tantísimo caos.
Hola, guapa! Yo no conocía SINTRA pero que mal que no pudiste pasartela bien pero imagínate fueron muchos los factores que conllevaron a que no fuera un paseo tan divertido. De verdad que el post es muy interesante para mi porque pienso viajar a portugal en algún momento y llevarme de tu consejos y experiencias si que me va ayudar. Bss
¡Hola Kenny! Ya, fue una pena la verdad. Tuvimos mala suerte y se juntaron muchos factores negativos como comentas. Me alegra que el post te haya sido útil. ¡Muchas gracias por dejar tu comentario!
Usualmente encuentras reseñas diciendote lo genial que se la pasaron, que todo les fue de las mil maravillas y así, pero yo aprecio de corazón que me digas por qué debo evitar cierta experiencia, ahora sin duda puedo planificar una visita en Sintra en otro mes que no sea agosto gracias a tu advertencia.
¡Hola Elizabeth! Pues me alegra muchísimo que aprecies este post. Precisamente fue lo que me pasó a mí, me sorprendió muchísimo no encontrar ninguna experiencia negativa o, al menos, que mencionara lo mucho que se abarrota esta localidad portuguesa y, sinceramente, me fastidió un poco porque, de haberlo sabido, no habríamos ido a Sintra, sino a cualquier otro lugar de los muchos rincones preciosos que tiene Portugal. Yo soy partidaria de que hay que contar lo bueno pero, desde luego, también lo malo y lo mejorable. Al fin y al cabo estamos aquí para facilitarle el camino a los viajeros, y para ello creo que es preciso ser sincera y todo lo objetiva que sea posible. Así que me alegra mucho que te haya servido el post, y efectivamente te recomiendo evitar Sintra en agosto. Yo si vuelvo te aseguro que no será durante dicho mes del año jeje. ¡Un abrazo y muchas gracias por tu comentario!
¡Hola!
La verdad que no tenía ni idea que existiera este lugar, lo maravilloso de tu blog es que puedo encontrar lugares desconocidos y tal vez añadirlos a mi lista de viajes, pero que pena lo que te ha pasado, ya que lo más bonito de viajar es poder disfrutar súper bien los lugares y encima estar esperando para entrar en ese sol infernal, ya me imagino el fastidio, que horror.
Seguro que el próximo viaje será mucho mejor, suerte.
Abrazo.
¡Hola Joss! Me alegra mucho poder descubrirte nuevos lugares. Sintra y el Palacio da Pena son muy bonitos, pero desafortunadamente, al menos el pasado mes de agosto, la experiencia era horrible por la tremenda masificación que había :S ¡Ojalá! Desde luego que, si puedo, le daré una segunda oportunidad (en otro mes que no sea agosto jajaja) y contaré por aquí que tal ;). ¡Muchas gracias por tu comentario!
Qué barbaridad!!! Solo de ver tus imágenes, vídeos y de leer tu pésima experiencia, me he agobiado muchísimo y eso que yo no estaba allí. Con lo bonito que es viajar, pero así, desde luego, mejor quedarse en casa. Qué pena por la mala organización en todos los aspectos. No he visitado Sintra aún, pero desde luego no lo haré en pleno Agosto e incluso, visto lo visto, creo que tampoco lo haré en meses de vacaciones.
¡Hola Ana! Totalmente. Situaciones así fulminan el encanto de un viaje o de conocer un lugar concreto. Sí porque muchos lectores y seguidores de las redes sociales, a raíz de este post, me han comentado que también estaba abarrotado, por ejemplo, en Semana Santa. Así que para disfrutar de Sintra y sus atractivos turísticos me temo que hay que ir en temporada baja sí o sí. Muchas gracias por tu comentario. ¡Un abrazo!
Me ha venido que ni anillo al dedo tu experiencia. Me voy el día 1 de viaje a Portugal, y a pesar que voy a la zona de Faro tenía pensado subir (haciendo todos esos kilómetros) a visitar el Palacio da Pena, pero después de esa experiencia que cuentas y las imágenes vistas creo que hay otras cosas mucho mejores para visitar.
No me gusta nada las aglomeraciones, me dan fobia y ansiedad, si no lo hubieses compartido te aseguro que quizás hubiese acabado en urgencias por la ansiedad. Muchas gracias por compartirlo.
¡Hola María! Pues, por lo que me cuentas, me alegro mucho de que hayas leído el post a tiempo. Si tienes fobia y te da ansiedad las aglomeraciones, lo pasarías fatal. De verdad que era muy pero que muy agobiante y desesperante. Quizás en septiembre esté algo más relajada la cosa, pero después de mi experiencia, si estuviera en tu lugar, descartaría Sintra. Portugal tiene muchísimos sitios chulos, así que seguro que tienes gran variedad de rincones que explorar incluso más cerca de Faro. ¡Gracias a tí por leerme y por dejar tu comentario! Un abrazo 😀
Gracias por contarnos tu experiencia, a mi me sirve porque Portugal es un posible destino para mis vacaciones y ya sabiendo esto me lo planteo. Besitoooos
Hola elanjel. Me alegra que el post te haya sido útil. Muchas gracias a tí por pasarte por aquí y comentar el post. ¡Abrazos!
Bufff… vaya experiencia. A nosotros no nos gusta viajar en agosto por eso mismo que cuentas, pero es que si además la gestión es tan horrible…
Vaya! Bueno es saberlo… me recuerda un poco a la experiencia que viví en el Vaticano, parecíamos sardinas en lata y no pudimos ver más que la nuca del que tenía delante.
Tenía pensado visitar Sintra justo la semana que viene… tendré que replanteármelo. 😓😓😓
¡Gracias por el artículo!
¡Hola Naiara! Pues es curioso porque yo visité el Vaticano allá por 2006 y estuvimos como reyes; no solos, pero sin ninguna aglomeración. Pero a raíz de este post, no eres la primera que me dice que vivió lo mismo concretamente allí, en el Vaticano. Además, una amiga me decía exactamente lo mismo que tú, que solo veía nucas jajaja. Y, por otro lado, hay gente que me ha comentado que visitó Sintra hace años y no estaba masificado. Así que no sé si es que coincide con que cuando yo visité Sintra y tu el Vaticano estaban de moda, si es que el turismo de masas se está propagando demasiado o si es que estuvimos gafadas y se alinearon los planetas para que todos los turistas fuéramos al mismo sitio en esas fechas puntuales jajajaja. Ya me contarás si lo visitaste y cómo te lo encontraste tú, a ver si desciframos si fue una desafortunada casualidad o no jejeje. ¡Gracias a tí por leerlo y comentarlo! ¡Un fuerte abrazo!