¿Tienes pensado escaparte a conocer Islandia y estás tanteando posibles alojamientos?
Entonces no dejes de leer este post porque en el te voy a hablar de un precioso, acogedor y conveniente alojamiento en Islandia cercano al famoso Círculo Dorado.
Guesthouse Fagrilundur
Un alojamiento en Islandia muy recomendable

Islandia es un gran destino para los que se fascinan con alojamientos diferentes u originales, que no sean el clásico hotel u hostal; y para quienes adoran los alojamientos con encanto, esos que consiguen que estés casi mejor que en casa solo por lo bonitos y acogedores que son.
El Guesthouse Fagrilundur es uno de ellos, es diferente y tiene mucho pero que mucho encanto.
Lo escogí por estar relativamente cerca de los diferentes atractivos del Golden Circle (Círculo Dorado) (a unos 27 minutos de la cascada de Gullfoss y a unos 17 minutos del famoso géiser Geysir) y por lo bien ubicado que estaba respecto a la ruta íbamos a seguir después de visitar esos enclaves.
Saldríamos de Reikiavik hacia el Círculo Dorado, visitando el cráter del lago Kerið, el parque geotérmico de Haukadalur y la cascada de Gullfoss; y desde ahí enfilaríamos hacia el sur.
Como quería tener tiempo para disfrutar de todo con calma, preferí buscar un alojamiento al final de nuestra ruta por el Círculo Dorado, pero de camino al trayecto que seguiríamos al día siguiente.
Concretamente, el Guesthouse Fagrilundur se encuentra en la pequeñísima localidad de Reykholt, que cuenta con tan solo 60 habitantes.

Como a menudo pasa con el alojamiento en Islandia, siempre que sea fuera de Reikiavik, el entorno de este hospedaje es un remanso de paz.
No obstante, además de la tranquilidad, en este caso también cabe destacar lo bonito que es el exterior del alojamiento.
Es inevitable verlo y no pensar que parece una casita de un cuento de fantasía.
Completamente de madera, con tejado a dos aguas, rodeada de árboles y con un pintoresco caminito que lleva hasta su puerta, es el escenario perfecto para una historia de gnomos y elfos.
Por la noche, en la marcada oscuridad que cabe esperar en un pueblecito tan pequeño, no pierde encanto, ya que el perfil de la casa permanece ligeramente iluminado tomando el aspecto de una casita de navidad eterna.
Para una alojamiento con encanto, unos anfitriones encantadores
Desde nos abrieron la puertecita de madera de esta casa de cuento, todo lo que recibimos fueron sonrisas, calor y un trato inmejorable.
De verdad que los anfitriones de este alojamiento en Islandia consiguieron hacernos sentir en nuestra propia casa.
Nada más entrar, amablemente nos pidieron que nos quitáramos los zapatos y, al mismo tiempo, nos ofrecieron unos calentitos patucos hechos a mano para estar por casa. Eran de esa lana prieta que tanto adoran los islandeses y que tan bien aíslan del frío, así que, sin duda, estábamos mucho más cómodos que con nuestro propio calzado.


Otro detalle que recuerdo con una sonrisa ocurrió el día que amanecimos en este alojamiento familiar. Madrugué bastante, y a eso de las 5:30 o 6 de la mañana salí al comedor para trabajar con el ordenador. La chica que nos recibió el día anterior también se pegó un buen madrugón para preparar el desayuno, y desde que me vio me regaló una gran sonrisa y una amable conversación.
Pero no solo eso, sin que yo le dijese nada, y antes de ponerse a preparar el buffet del desayuno, me sacó un enorme termo de café. ¡Con la falta que me hace el café para empezar el día! Lógicamente, con eso me robó el corazón del todo.
La habitación y el baño de este alojamiento en Islandia
Nosotros nos alojamos en una habitación doble, que, si bien era pequeñita, tenía una de las camas de matrimonio más mullidas que he catado nunca; te tumbabas y parecía que te hacía arrumacos y todo.
Además de una cama muy cómoda, justo enfrente de esta, la habitación contaba con una ventana y unas vistas que la hacían más acogedora si cabe y gracias a la cual teníamos mucha luz natural durante el día.


En este alojamiento el baño es compartido. Sé que hay muchas personas que no están cómodas con esto, pero de verdad que en este caso no debería echarte para atrás.
El Guesthouse Fagrilundur no es muy grande, por lo que el baño no se comparte con muchas personas y, además, está impecable. De estos que huelen a limpio desde que entras.
Cuenta con dos aseos; uno solo con váter y otro con váter y ducha. Además, cuidan los detalles al máximo, proporcionando incluso tampones para las clientas, algo que no se ve muy a menudo.



Las zonas comunes del Guesthouse Fagrilundur
Como decía, el alojamiento no es muy grande, pero cada zona está cuidada con mimo. En la entrada hay una esquinita repleta de información para los viajeros.


Justo enfrente se encuentra un saloncito en el que se sirve el desayuno y donde los huéspedes pueden sentarse a leer, tomar café o jugar a algún juego de mesa que el alojamiento pone a disposición de estos.


En el exterior hay una agradable terraza, con una mesita y sillas, donde, por ejemplo, relajarse contemplando el bonito entorno que rodea la casa.


Un desayuno inmejorable
Una de las cosas más caras en Islandia es comer, así que se agradece enormemente tener el desayuno incluido en el alojamiento.
El del Guesthouse Fagrilundur no podía estar mejor: tipo buffet, variado y abundante. Vamos, con todo lo necesario para recargar fuerzas antes de que comience un nuevo día de exploración por Islandia.



Conclusión: recomendaría este alojamiento en Islandia a cualquiera

Yo quedé encantada con mi estancia en el Guesthouse Fagrilundur.
Su ubicación, el trato recibido, lo bonito que es el alojamiento y el desayuno me parecieron inmejorables.
La única pega que entiendo que algunas personas podrían encontrar es el hecho de que cuente con baño compartido (puede que tenga habitaciones con baño privado, pero sinceramente, no estoy segura).
No obstante, como ya dije, el baño estaba impecable y el hospedaje es relativamente pequeño, por lo que no tiene nada que ver con el baño compartido de un típico hostal juvenil, por ejemplo.