Una de las primeras preguntas que nos hacemos (o deberíamos hacernos) cuando viajamos a algún país por primera vez es sobre la situación sanitaria en el destino en cuestión.
Y es que, aunque viajar con seguro médico es muy importante, aún más lo es informarnos antes de comenzar nuestro viaje sobre las condiciones sanitarias, las vacunas y/o los tratamientos profilácticos necesarios o recomendables para ese país, ya que siempre vale más prevenir que curar.
En esta ocasión toca hablar de las vacunas para viajar a Madagascar: ¿hay alguna obligatoria? ¿cuáles son las vacunas recomendables? ¿es necesario algún tratamiento preventivo para alguna enfermedad?
A continuación encontrarás respuestas para todas esas preguntas que seguro te rondaban la cabeza si estás planeando visitar este precioso país africano.
¿Qué vacunas para viajar a Madagascar necesito administrarme?
En realidad, no hay vacunas obligatorias para viajar a Madagascar. Únicamente, y como ocurre en muchos otros destinos, te puede ser exigida la vacunación contra la Fiebre amarilla, pero solo si procedes o has visitado recientemente una zona endémica para dicha enfermedad.
Por ello, es importante disponer de la cartilla de vacunación internacional actualizada a la hora de entrar al país, por si te la solicitaran, así como para proveer de información a los médicos en el caso de sufrir algún percance durante tu estancia en Madagascar.
Aunque no hay vacunas obligatorias, existen algunas vacunas recomendables para Madagascar y son las siguientes: hepatitis A, fiebre tifoidea, rabia, gripe y neumococo.
La importancia o necesidad real de administrarse algunas de estas vacunas dependerá de si la persona pertenece a un grupo de riesgo (por ejemplo, niños, ancianos o personas con enfermedades crónicas) y/o de las características del viaje que vayamos a realizar.
La mejor manera de saber cuáles de esas vacunas para viajar a Madagascar, que sin ser obligatorias son recomendables, debemos ponernos, es acudiendo a un centro de vacunación internacional donde el médico nos dará recomendaciones específicas para nuestro caso particular.
Como siempre, además de las vacunas obligatorias y recomendables para un destino concreto, existen las llamadas vacunas generales, que son aquellas que siempre deberíamos tener actualizadas, incluso cuando no tenemos pensado viajar.
Dichas vacunas son las siguientes: tétanos, difteria, tosferina, hepatitis B y la triple vírica (que nos protege frente al sarampión, rubeola y parotiditis).
Si te han vacunado correctamente de pequeño, seguramente estés cubierto contra estas enfermedades "generales".
No obstante, en algunos casos es necesario administrar lo que se denomina “recuerdo”, que no es más que alguna dosis de la vacuna en cuestión para que nuestro sistema inmunitario no se duerma en los laureles si hace demasiado tiempo que recibimos la inmunización contra una enfermedad determinada.
Más allá de las vacunas para viajar a Madagascar: la malaria
La malaria es una enfermedad para la que, desafortunadamente, aún no se dispone de vacuna.
En Madagascar existe riesgo de contraer esta enfermedad, transmitida por mosquitos, en todo el país, incluyendo las ciudades y las zonas costeras. Las únicas áreas sin riesgo son la montaña de Ankaratra y otras zonas montañosas de gran altitud.
Por lo tanto, si viajas a Madagascar es especialmente importante protegerse frente a las picaduras de los mosquitos y minimizar las posibilidades de contraer la enfermedad.
Aunque no existe vacuna, sí hay tratamiento profiláctico, que reduce las probabilidades de enfermar si nos pica un mosquito portador de la enfermedad.
El tratamiento por excelencia es el Malarone. Yo lo he tomado y no tuve ningún problema, pero algunas personas sufren efectos secundarios algo problemáticos; es decir, a algunos les va muy bien, y otros no tanto.
La alternativa al Malarone es la Doxiciclina, un antibiótico utilizado como profiláctico en este caso.
La doxiciclina es más barata y tiene menos contraindicaciones que el malarone (digamos que no es tan fuerte). No obstante, también tiene sus más y sus menos. Concretamente, el tratamiento profiláctico con doxiciclina es más largo que el del malarone y, aunque tiene menos efectos adversos, puede producir fotosensibilidad.
La fotosensibilidad es la sensibilización de la piel la luz solar, ocasionando erupciones y molestias significativas en la piel. Por tanto, si vamos a estar constantemente expuestos al sol (en la playa, excursiones al aire libre, etc.), puede ser un problema muy molesto.
No obstante, de nuevo, lo mejor es consultarlo con nuestro médico y en función de nuestras características y necesidades, decantarnos por uno u otro.
Hay gente que incluso opta por no tomarse ningún tratamiento preventivo contra la malaria. Yo personalmente cuando estuve en Madagascar sí decidí tomarlo, ya que iba a estar en el país durante casi un mes y gran parte del tiempo lo iba a pasar metida en la selva.
En cualquier caso, tanto o más importante que el tratamiento profiláctico es la prevención física de las picaduras de mosquito. Las barreras que podemos utilizar para protegernos son las mosquiteras para dormir y los repelentes de mosquitos.
Es importante comprar el repelente adecuado, que debe contener DEET. Repito, debe contener DEET, concretamente al 35-40%.
Insisto porque muchas personas alegan qque es muy fuerte, un veneno, contaminante, etc. Y sí, no es mentira, es un producto fuerte, pero es el único efectivo contra las picaduras de mosquitos transmisores de enfermedades graves.
Actualmente están de moda los productos repelentes basados en citronella… sería muy bonito e ideal que un compuesto natural y nada agresivo con nosotros ni con el medio ambiente funcionara, sin embargo, de momento no es así.
Si no quieres utilizar un repelente con DEET, por lo menos no tires el dinero comprando pulseras de citronella, porque no te protegerán en absoluto contra los mosquitos transmisores de la malaria.