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Viajar con desconocidos: una experiencia maravillosa y sus ventajas

Después de haber organizado ya muchos viajes en grupo, solo he podido corroborar lo que ya había apreciado en varios de mis viajes personales... que viajar con desconocidos es maravilloso.

Hay una parte sentimental o emocional que es bastante difícil de expresar con palabras; se desluce y es infinitamente mejor vivirlo que describirlo. Pero como quiero convencerte de lo fantástica que puede ser esta experiencia si nunca la has probado, he extraído una serie de “ventajas” o “situaciones” que propicia el hecho de viajar con desconocidos.

Son cosas que no solo he experimentado yo, sino que he podido ver en los muchos viajeros y viajeras que ya se han aventurado a viajar con Travel me Softly.

Algunas de ellas podrían llegar a darse en otro tipo de viajes, pero me atrevo a decir que no de la misma manera ni con la misma magnitud.

¿Quieres saber cuáles son esas cosillas que se experimentan y las situaciones a las que se da rienda suelta, al viajar con desconocidos?

Lo que promueve la experiencia de viajar con desconocidos

Descubrir nuevas inquietudes, formas de vida y mucho más a través de tus compañeros de aventura

En todos los viajes que he organizado hasta la fecha he descubierto multitud de cosas de mis viajeros y he podido ver cómo ellos también descubrían nuevas cosas unos de otros.

Enfermeras, ingenieros, emprendedores, estudiantes, maquilladoras, peluqueras, investigadoras científicas, guías turísticas, mozos de almacén, maestras, luchadores en plena preparación de oposiciones... ¡Viajar con desconocidos siempre es una sorpresa!

Tus compañeros/as de viaje pueden dedicarse a las más variopintas profesiones y uno aprende multitud de cosas hablando de ello.

Pero más allá del ámbito profesional de cada uno, viajar con desconocidos también es una fórmula maravillosa para conocer otras formas de vida. Ya sea a través de la filosofía de vida que cada uno aplique, las creencias, el lugar en el que vive cada viajero o por cualquier otro aspecto personal que (promovido por el punto que viene a continuación) los viajeros terminan compartiendo a lo largo del viaje, terminamos conociendo multitud de enfoques nuevos.

En definitiva, se aprenden infinidad de cosas y, casi más importante, eso acaba haciéndonos más tolerantes y nos ayuda a tener una mejor y más completa visión del mundo. Dicho de otra manera, nos ayuda a ampliar horizontes.

Hacer nuevos y grandes amigos

Efectivamente los viajeros acaban por compartir no solo las vivencias del viaje sino sus historias. ¿Con desconocidos? No, con amigos.

Y es que, al final se crean lazos muy fuertes y lo que comienza siendo viajar con desconocidos acaba siendo viajar con nuevos amigos.

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Es una de las cosas que más me gusta de los viajes que organizo en Travel me Softly; crear el caldo de cultivo perfecto, añadir los ingredientes esenciales y entonces poder ver cómo entre esos viajeros que no se conocían de nada se genera complicidad, se ríen juntos, lloran al despedirse y forman una amistad que perdura después del viaje.

Para mí, de verdad que es un regalo poder ser partícipe de ello. Y sobra decir que, como yo viajo con el grupo y soy una más en él, también tengo la fortuna de haber hecho grandes amigos en cada viaje que he realizado con personas que no conocía previamente.

Crear recuerdos y compartir vivencias

Por supuesto, viajar con desconocidos tiene una gran ventaja que, si bien también la tenemos al viajar con “compañía conocida”, no la encontramos al viajar solo; y es la de poder compartir vivencias con otras personas y crear recuerdos en común que rememorar juntos en el futuro.

Yo he viajado sola en multitud de ocasiones y, sinceramente, creo que esta es una de las mayores desventajas que le encuentro a esa forma de viajar.

Contemplar algo que te alucina o te emociona y que todos esos sentimientos se te queden contenidos dentro porque no lo puedes compartir con nadie... es una sensación agridulce.

Del mismo modo, recordar posteriormente momentazos del viaje pero no tener a nadie con quien recordarlo y revivirlo; alguien con quien poner en marcha esa complicidad de “solo tú y yo sabemos de lo que hablamos” o "te acuerdas de cuando...", también es algo que “te deja como a medias” cuando se viaja solo.

Tienes recuerdos bonitos, claro, pero como que se disfrutan menos cuando no tienes compinches que los hayan vivido junto a ti.

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Por eso, emprender un viaje en compañía es tan bonito en este aspecto; y viajar con desconocidos es, además, una forma maravillosa de no tener que prescindir de ello si, por ejemplo, no se tiene con quien viajar (porque no coincides en los días de vacaciones con tu pareja, tus amigos no están en interesados en el destino que tu quieres visitar, etc.).

Dicho de otra forma, es una solución ideal para "viajeros solitarios" que no quieren viajar solos o que quieren disfrutar de las ventajas de viajar con compañía.

Aprender infinitas cosas nuevas

Ya decía más arriba que, al viajar con personas que no conocemos de antemano y que, por tanto, no forman parte de nuestro círculo habitual, se pueden aprender muchas cosas nuevas de esos compañeros de viajes desconocidos.

Sin embargo, con esta forma de viajar, con compañía, no solo “se aprende de” los compañeros de viaje, sino que también “se aprende con” ellos.

Y es que viajando con otras personas se multiplican nuestros sentidos: "¿Has visto eso?"; "Yo leí que el guarapo es blablabla” “Quieres probar mi plato, ¡está muy rico!”

Es decir, que vivimos nuestro viaje y el de nuestros compañeros, que en ocasiones nos contarán datos que nosotros desconocíamos, o nos llamarán la atención sobre algún detalle en el que no habíamos reparado, harán una pregunta que no se nos había ocurrido, nos animarán a probar cosas que, tal vez, sin un empujoncito no probaríamos, etc.

Es decir, contar con compañeros de aventuras no hace más que enriquecer nuestro viaje. ​

Además, ese es un papel que a mí me encanta desarrollar en los viajes que organizo; romper miedos, probar cosas nuevas, compartir infinidad de información sobre el destino... ¡Me encanta! Pero aunque yo aplique todo eso, cada miembro del grupo también aporta sus sentidos, impresiones y vivencias durante el viaje, con lo que acabamos enriqueciéndonos unos a otros y la experiencia en general.

Ser tú mismo/a

Puede que veas este punto y digas: ¡venga ya!¡yo siempre soy yo!; pero lo cierto es que no siempre, o no para todo el mundo, es así, y a veces aunque hagamos esa afirmación no es del todo realista.

Cuando viajamos con personas que ya conocemos no es raro que de una forma u otra estemos más cohibidos o condicionados.
Ya sea tu pareja, un amigo de toda la vida o un familiar; es una persona de tu entorno habitual con la que ya tienes un comportamiento determinado, que quizás te conoce en una faceta concreta de tu vida o en un entorno muy concreto; una persona por la que respondes, con la que deliberas a la hora de decidir algo...

Aunque dependiendo del tipo y la profundidad de la relación y la personalidad de cada uno esto puede tener un mayor o menor impacto a la hora de ser tu mismo y expresarte como te nazca o hacer lo que te apetezca; por lo general, algo de condicionamiento hay.

¡Ojo! Que no es que eso sea malo, simplemente es algo normal, que ocurre aunque no nos demos cuenta. Es como si dijeramos que hay varias versiones de nosotros en función de dónde y con quién estemos.

También es cierto que, en el caso de los viajes, la proporción de conocidos/desconocidos puede modular este impacto. Si viajas con una compañera de trabajo y 6 personas desconocidas, es más fácil que te muestres tal y cómo eres o como te nace en ese momento que si viajas con 6 compañeras de trabajo y dos desconocidos.

Y aunque todos queremos a nuestros familiares, parejas y amigos... ¡sienta tan bien disfrutar de una experiencia viajera en la que nadie nos conoce! Es como una brisa de aire fresco y una maravillosa oportunidad de mostrarte como te pida el cuerpo:

¿Que te apetece bailar? ¡Nadie se va asombrar si te lanzas a la pista!; porque nadie sabe si bailas siempre o nunca; nadie te recordará batallitas que no te apetece oír otra vez, como cuando en la boda de unos amigos terminaste subida a una tarima dándolo todo xD... ¿que tienes problemas amorosos? Como tus compañeros de viaje no conocen tus historias a menos que se las cuentes durante el viaje, nadie te va a marear con cosas en las que, mientras estás de vacaciones, seguramente no te apetece pensar.

En definitiva, poder ser uno mismo, construir nuevas relaciones desde cero, aprender de personas que tal vez llevan una vida completamente diferente a la nuestra, compartir nuevas experiencias y explorar un destino en compañía, es una sensación fantástica; y al viajar con desconocidos tendremos el caldo de cultivo perfecto para ello.

Y tú, ¿ya sabes lo que es viajar con desconocidos?
Si todavía no has probado esta forma de viajar, ¿qué te echa para atrás?
¿Te he conseguido convencer con este post? ;p
Si todavía no lo has hecho,¡anímate a probarlo! ¡te prometo que es fantástico!

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